PACO MORAL
MILAGRO EN UNA ESQUINA PARA UN LECTOR INCIERTO
Eres hombre o mujer, joven o viejo, y tienes
grietas sobre tu cuerpo ajado en cien batallas,
o eres quizás tan suave que resbala
la seda por tu piel como lo hacen
los rayos de la luna al reflejarse
y repetir su luz sobre el Mediterráneo.
Estarás en la casa de tus padres,
en una habitación que le has robado al sueño,
o desnuda, tumbada de costado
junto al mendaz amante que te finge
después de acariciarte, repitiendo que te ama
aún como te amaba aquella tarde oscura.
Hay tanto que decir
en un andén del metro con tu libro apretado
contra el pecho tan joven, tan falto de derrotas,
o en el banco de un parque huérfano de noviazgos,
o en un vagón de tren camino de la nada.
Puede que sea pronto,
que pases esta página dentro de algunos meses,
o bien que hayas entrado en una biblioteca
salvada de un naufragio
y hayas cogido tú al azar el libro
que yo escribiera hace doscientos años.
Son tantos los azares, tantas las coincidencias
que te han hecho llegar hasta aquí para verme,
para que nos topemos al doblar esa esquina
en la que se han citado mis palabras
con tus ojos cansados a esta hora imposible.
Nos vemos, clandestinos,
y apenas coincidimos el lapso que has tardado
en leer el poema y pasar a otro asunto
sin presentir que yo te buscaba esta noche
sabiendo que un día habríamos de amarnos
como cómplices ciegos,
como los que se encuentran
para desencontrarse un minuto más tarde.
Mi amor duró algo más de treinta versos
y al tuyo lo mataron las urgencias.
PACO MORAL, "Frutas y banderas", Ed. Vitruvio, 2013
Eres hombre o mujer, joven o viejo, y tienes
grietas sobre tu cuerpo ajado en cien batallas,
o eres quizás tan suave que resbala
la seda por tu piel como lo hacen
los rayos de la luna al reflejarse
y repetir su luz sobre el Mediterráneo.
Estarás en la casa de tus padres,
en una habitación que le has robado al sueño,
o desnuda, tumbada de costado
junto al mendaz amante que te finge
después de acariciarte, repitiendo que te ama
aún como te amaba aquella tarde oscura.
Hay tanto que decir
en un andén del metro con tu libro apretado
contra el pecho tan joven, tan falto de derrotas,
o en el banco de un parque huérfano de noviazgos,
o en un vagón de tren camino de la nada.
Puede que sea pronto,
que pases esta página dentro de algunos meses,
o bien que hayas entrado en una biblioteca
salvada de un naufragio
y hayas cogido tú al azar el libro
que yo escribiera hace doscientos años.
Son tantos los azares, tantas las coincidencias
que te han hecho llegar hasta aquí para verme,
para que nos topemos al doblar esa esquina
en la que se han citado mis palabras
con tus ojos cansados a esta hora imposible.
Nos vemos, clandestinos,
y apenas coincidimos el lapso que has tardado
en leer el poema y pasar a otro asunto
sin presentir que yo te buscaba esta noche
sabiendo que un día habríamos de amarnos
como cómplices ciegos,
como los que se encuentran
para desencontrarse un minuto más tarde.
Mi amor duró algo más de treinta versos
y al tuyo lo mataron las urgencias.
PACO MORAL, "Frutas y banderas", Ed. Vitruvio, 2013