viernes, 9 de agosto de 2019

Alicia Gallegos/ Un audio de 5, 6, 10 minutos





Esos hombres
enviaban  escribían pensaban
cartas manuscritas

cinco, seis, diez carillas
manuscritas
ensobradas.

Mojaban los sellos postales
con el erotismo
de palabras estalladas 
en 
sus cabezas 
fuegos artificiales
en sus falo-plumas
con sus semen-tinta

meterlas al buzón
y después
y después esperar.

Hay hoy audios
que Dios 
no escucha
pero él te penetra con uno
de cinco, seis, diez minutos
susurrados
o
empoderados
dentro de una caja-boba
caza-bobos.

Sin tiempo para
relecturas ingeniosas.
No hay lengua dejando su saliva
inscripta y 
en un revés.

Somos tan
seguimos tan
victorianos tan
perdidos en los cambios de época.

La pirotécnia estalla
en mi cabeza y
el erotismo
no viaja preñando palabras.
Todo se aborta 
y en
cinco, seis, diez segundos
fetos estrujados desaparecen
en papeleras que no existen.




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