No entres dócilmente en esa buena noche,
que la vejez debería arder y delirar cuando termina el día;
siente rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Aunque los sabios al final entiendan que la oscuridad es justa,
porque sus palabras no han hecho zigzaguear relámpago alguno
no entran dócilmente en esa buena noche.
Los buenos, que tras la última ola lloran lo brillantes
que pudieron danzar sus débiles acciones en una bahía verde,
sienten rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Los locos, que atraparon y cantaron al sol volando
y aprenden, demasiado tarde, que lo afligieron con sus maneras,
no entran dócilmente en esa buena noche.
Los serios, que cerca de la muerte ven con una mirada deslumbrante
ciegos ojos que pudieron arder y alegrarse como meteoros,
sienten rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Y tú, padre mío, allá en tu triste altura,
maldíceme, bendíceme ahora con tus fieras lágrimas, te lo ruego.
No entres dócilmente en esa buena noche.
Siente rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Descontexto: "No entres dócilmente en esa buena noche", de Dyla...: © Traducción de Juan Carlos Villavicencio N o entres dócilmente en esa buena noche, que la vejez debería arder y delirar cuando term...
FOTO :Hulton-Deutsch Collection/Corbis |
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